lunes, 9 de julio de 2012

Cuando el mesero no te escupe la comida...


Digamos que decidimos no cocinar, mandar a los niños donde el vecino, fingir que somos una pareja feliz y sentarnos en un tranquilo restaurante. 

Ahí jamás nos joderían como nos joden en el supermercado. Salvo por los fluidos corporales que el mesero enojado pudo haber puesto en la comida. Y la eterna incomodidad de no tener nada de qué conversar con tu pareja.
ELLA: La única razón por la que no me quiero morir, es tener el placer de enterrarte primero.
EL: Uh, siempre sabés cómo calentarme...


No hay nada escondido acerca de las intenciones de las franquicias de comida criolla o rápida. Su meta es hacernos gastar lo más posible, lo más rápido posible y sacarnos del lugar lo antes posible para que llegue la próxima mara de panzas con necesidad de Puticarne.

No es Puticarne, aquí todos somos vegetarianos, ¿Verdad chiquilines?

Para evitar que nos mantengamos ahí por un buen rato, las sillas son asquerosamente incómodas (estoy hablando de nalgas dormidas, nalgas con picazón, o inclusive nalgas con marcas de ganado bovino).

Esto fue en un McDonald's


Además, estos restaurantes están divididos en secciones, para evitar lo más posible una atmósfera social. La mayor parte de las mesas están lejos de las ventanas o paredes (ya que uno suele sentirse más incómodo cuando come en el centro del lugar y es más fácil tener ganas de irse).

En tiempos de crisis, todos nos unimos para una meta en común: Succionar la mayor cantidad de dinero de los demás. Esto incluye, por supuesto, a los restaurantes, que usan la economía actual como excusa para elevar precios, mientras reducen simultánea y sutilmente las porciones de comida que nos sirven.

Los servicios son reducidos gradualmente de grosor y elevados en el medio, dando ilusión de mayor cantidad. Inclusive, cada vez se utilizan cubiertos más livianos para que el peso de la comida en ellos se sienta más, haciéndonos creer que cada bocado es más sustancioso. La calidad de los ingredientes también está decayendo. Comida siendo reciclada de formas cada vez más radicales, hasta el punto de ser recogida literalmente de la basura. Se sustituyen ingredientes menos costosos con los que salen en el menú.

Que importa, de todas formas, todo sabe a pollo.

El diseño del menú se ha vuelto una ciencia exacta. Los platos más rentables son puestos en la esquina superior izquierda (el tercer plato hacia abajo es siempre el más popular del menú). La carta es ahora una especie de revista pornográfica para la gente obesa, con el énfasis en fotos grandes y sensuales y descripciones sobreelaboradas. Se reduce la opacidad de los precios, por lo que se ven más oscuros. En casi ningún menú incluyen el IVA en el precio al lado del plato, para hacerlo ver más barato de lo que realmente terminará costando (la frase "Estos precios no incluyen IVA" lo escriben siempre en caligrafía microscópica). Y ni hablar de que incluyan en el menú la famosa "propina voluntaria obligatoria o si no te mandamos a lavar platos".

¿Nadie te dijo que la palabra "propina" viene del latín "Propinar un balazo"?

No se sorprendan al saber de que en muchos negocios, el mesero recibe solo una fracción de lo que ustedes pagaron de propina.

Aquí está su ensalada con mayonesa de Mitronco. Es una receta personal.

Menú:
VOLVER AL INICIO
 
PARTE 1: LOS SUPERMERCADOS PROVOCAN ESQUIZOFRENIA
PARTE 3: MI GASEOSA CUESTA MÁS QUE LA ENTRADA AL CINE
PARTE 4: CENTROS COMERCIALES PARA DUMMIES


@Zambranitis

Tomado en parte del artículo de Nathan Birch

No hay comentarios:

Publicar un comentario